El origen del actual emplazamiento de Torredelcampo se relaciona con el oppidum ibérico de Cerro Miguelico. Según los investigadores, este asentamiento fue parcialmente abandonado tras sufrir una profunda crisis entre los siglos I y II d.C. , y parte de su población se trasladó a la ladera noreste y al actual solar de Torredelcampo.
En los primeros tiempos de la dominación islámica se mantuvo esta situación, pero al finalizar los conflictos de finales del Emirato, los pobladores de la zona se ven obligados a concentrarse en un sólo asentamiento, la garya o alquería de Mary Turrus, aldea situada en las proximidades del Arroyo del Judío y del antiguo camino de Jaén y Martos. Durante el Califato Omeya (siglo X), el actual término municipal se adscribirá a dos de los principales distritos fiscales del Alto Guadalquivir, los Aqalim de Martus (Martos) y Yayyan (Jaén). Esta pequeña aldea, junto a otras muchas situadas en la campiña torrecampeña, se consolidan y fortifican durante el período almohade debido a la relativa proximidad de la frontera con los territorios cristianos.
Desde que en el año 1228 Martos entró a formar parte de las posesiones de la Orden de Calatrava, Torredelcampo y los castillos de su entorno se convertireron en principales enclaves fronterizos en manos musulmanas. De su importancia estratégica son testimonio las numerosas construcciones defensivas del periodo, como el castillo del Berrueco, uno de los principales baluartes de control del acceso a Jaén, o atalayas como la Torre de Aldehuela. En el casco urbano se construyó una pequeña fortificación, identificada como Castillo de la Floresta, que fue destruida a mediados del siglo XX.
Tras su conquista por Fernando III el Santo en el año 1243, Torredelcampo quedó integrada en los territorios de realengo, bajo la jurisdicción del Concejo de Jaén. El castillo del Berrueco fue reformado y ampliadas sus defensas, y se levantaron numerosas atalayas de control, como la Torre de la Muña, la Torre de Cerro Miguelico o la Torre de las Torrecillas.
La primera documentación conservada que hace mención al municipio y lugares de su entorno, data de los años siguientes a la conquista. Se trata de un documento datado en 1251, en el que Fernando III deslinda personalmente los términos de Jaén, Martos y Castillo de Locubín, a causa de los conflictos que surgen entre los freyres calatravos y los vecinos del Concejo de Jaén. En el deslinde efectuado por el monarca castellano se mencionan los lugares de Torre del Campo y la Torre del Berrueco.
Durante el siglo XV Torredelcampo se vió involucrada activamente en las luchas que asolaron el final del reinado de Enrique IV, como tierra de frontera entre Jaén controlada por el Condestable Iranzo, firme partidario del rey, y Martos controlado por la Orden de Calatrava, por lo que el castillo de la Floresta fue centro de negociaciones en distintas ocasiones.
Descripción
El castillo del Berrueco está situado junto a un antiguo cruce de caminos (Jaén-Arjona e Iliturgi-Martos), de alto valor estratégico, como lo atestigua el asentamiento del Cerro San Antón. La fortaleza se erige sobre un saliente rocoso, estructurándose en dos recintos claramente diferenciables. El recinto superior está defendido y delimitado por tres torres, dos de planta circular y la tercera cuadrada, ubicadas en sus esquinas y un muro de cierre. El recinto inferior se encuentra en un espacio muy escarpado, por lo que sus murallas se acoplan a la orografía del terreno, dando lugar a un trazado quebrado que facilita la defensa.
Algunos lienzos de la muralla conservan aún los adarves, defendidos por aspilleras y almenas apuntadas. El lienzo norte conserva restos de matacanes o parapetos en voladizo, sostenidos por ménsulas que intentan proteger un punto débil de la defensa.